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viernes, 18 de marzo de 2011

Vírgenes hablando de sexo

¿Por qué se critica tanto a los profesores universitarios? Creo que haciendo la excepción de aquellos que resultan repugnantes por su falta de vocación o baja autoestima, se debe a su falta de experiencia en los contenidos que imparten.

Una y otra vez nos hemos encontrado con catedráticos que, no teniendo nada mejor que hacer con su tiempo, se dedican a amargarle la existencia a sus discípulos; otros, simplemente no saben que no saben y se dedican a enseñar su ignorancia.

Al hablar de negocios, es común encontrar a profesionales con visiones románticas sobre cómo hacer dinero mediante una empresa, a pesar de nunca haber generado cinco centavos mediante un emprendimiento.

Hace un año leí un libro llamado “Ahead the Curve”, el cual cuenta la historia de un periodista que cursó una maestría en administración de empresas en Harvard; en una de las clases llamada el Gerente Emprendedor les enseñaban el arte de emprender negocios.

Era como escuchar a vírgenes hablar de sexo. Mucha teoría, cero práctica.

Aunque parezca raro, todavía hay vírgenes a los cuarenta y tantos, por lo menos en lo que se refiere a negocios.

Curiosamente, no sólo pasa en universidades tercermundistas.

sábado, 5 de marzo de 2011

Transparencia en la gestión pública y democracia

Francisco Sorto Rivas
Master en economía, especialista en gestión de políticas públicas
Fran.sorto@gmail.com

Hace algunos meses tuvimos el placer de escuchar hablar al profesor Sanz Mulas sobre la importancia de la transparencia en la administración del gasto público, ponencia que se inscribió en el marco del Diplomado que sobre Política Fiscal en El Salvador se impartió en la Facultad de Maestrías y Estudios de Postgrado de la Universidad Tecnológica de El Salvador, en alianza con la Fundación Nacional para el Desarrollo (FUNDE); el último módulo del diplomado se refirió, por cierto, a la Transparencia Fiscal y la Rendición de Cuentas.

Este tipo de esfuerzo académico es consistente con la misión institucional de la Universidad que aspira a promover cambios fundamentales para nuestra sociedad, reconociendo que la transparencia en la gestión pública en general, y la administración responsable de los recursos públicos, en particular -en función del bien común-, legitima cualquier régimen democrático, al reconocérsele su preocupación por la eficiente asignación de los recursos tributarios para la satisfacción de las necesidades colectivas consideradas prioritarias por la sociedad, observándose en ello, principios de eficacia, eficiencia, calidad y economía de recursos.

Cabe mencionar además, que la instalación de un sistema de rendición de cuentas contribuye a que la ciudadanía esté informada sobre el uso de los impuestos y la responsabilidad del Gobierno al gastarlos; esto permite que los bienes y servicios adquiridos para satisfacer necesidades colectivas se obtengan con base en una evaluación objetiva de las ventajas y desventajas de cada solución probable y de los costos y beneficios imputables a cada alternativa; esto propicia, naturalmente, un ambiente de confianza en torno al quehacer de las instituciones públicas, permitiéndoles ejecutar sus respectivas propuestas estratégicas de creación de valor público.

Consciente de su compromiso social, la Universidad considera que con la promoción de la transparencia y la rendición de cuentas se apuntala la democracia como modelo político ideal para la realización plena del ser humano como persona.

Hay múltiples estudios que demuestran que existe una relación directa entre la transparencia y el desarrollo económico de los países y esto es así porque los recursos que se distraen de la actividad económica, mediante el cobro de impuestos, deben ser invertidos de manera socialmente rentable en bienes y servicios que mejoren la calidad de vida de la población y creen, a la vez, condiciones de estabilidad social para la ejecución de proyectos de inversión de larga maduración. El leitmotiv entonces de una administración pública deseable sería congruente con una cultura de transparencia y rendición de cuentas.

Partiendo del supuesto que el mercado es un mecanismo eficiente para la organización de la producción, en función de las prioridades sociales expresables a través de una demanda efectiva, nos podríamos preguntar entonces, qué rol debería desempeñar el Estado dentro de una economía de mercado, y encontraríamos rápidamente la respuesta en las necesidades de aquellos segmentos de la población con escaso poder de compra y cuya realización personal requiere de una intervención deliberada del Gobierno para suplirles sus carencias inmediatas y mediatas y además, para ofrecerles opciones reales para remontar su situación económica imperante, de forma auto sostenible. Todo esto supone la existencia de una especie de contrato social, donde los que tenemos algunas posibilidades materiales nos solidarizamos con aquellos que no las tienen, para sufragar, a través de los impuestos, una serie de servicios y bienes considerados meritorios por todos nosotros.

De hecho, la identificación de esas necesidades prioritarias la hemos delegado a nuestros gobernantes, así como el manejo responsable de los recursos colectivos que le entregamos para el bien común; esto impone al funcionario público una mayor responsabilidad ética, respecto al ejecutivo de una empresa privada que, pervirtiendo su labor, termina gestionando los recursos de la firma en beneficio personal y no, del dueño (conflicto de agencia) -en el caso de la gestión pública estaríamos hablando de corrupción-; digo esto porque, aunque ambas acciones son igualmente execrables (conflicto de agencia y corrupción pública), los recursos colectivos (impuestos) constituyen la única opción de atención médica, de obtención de educación de calidad y de techo digno, por ejemplo, para una gran parte de la población; es por eso que el gasto de las instituciones públicas debe ser transparente y los funcionarios públicos deben rendirle cuentas a los contribuyentes sobre cómo han usado sus impuestos para solucionar las condiciones carenciales de grandes sectores de la población y potenciar, asimismo, el crecimiento sostenido de la economía.

Ahora bien, es necesario enfatizar que esta cultura de transparencia y rendición de cuentas no es producto de una generación espontánea, sino que debe construirse a partir de la conciencia ciudadana acerca del rol del Estado en la sociedad y de las instituciones públicas como su expresión más visible, a través de las cuales se implementan políticas para elevar la calidad de vida de la población; en esta tarea de concientización ciudadana juegan un papel fundamental las universidades, al comprometerse con la formación integral y ética de sus estudiantes.

Convencidos de todo esto y de los esfuerzos que se vienen haciendo en el país en pro de una institucionalidad que sea garantía para el ciudadano común, de la transparencia en la gestión de la cosa pública, del combate a la corrupción y la apertura de espacios públicos para fortalecer la democracia, nos da mucha satisfacción apreciar los espacios públicos que se abren en esta Universidad para que personas como el profesor Sanz, contribuya al debate de este tipo de temáticas que revelan, claramente, la relación existente entre la transparencia y la democracia, la cual se ve comprometida, de tanto en tanto, como consecuencia de la opacidad en el manejo de los fondos públicos y la desatención de grandes problemas colectivos que demandan solución urgente.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Mi abuelo y el dinero

Mi abuelo me dio grandes lecciones de negocios sin proponérselo, el estaba muy orgulloso de ser comerciante. Hizo su patrimonio de la nada, desgastándose la vida en ello, pero era feliz contando las historias que lo llevaron hasta ahí.

Mi abuelo era muy consciente de lo que cuesta el dinero y por esto tenía cierta fama de ser “frugal”; tacaño también sería una palabra adecuada. Por supuesto que había excepciones; con la comida, por ejemplo, no escatimaba en comida. “Para que alcance tiene que sobrar”, decía. Pero sacarle una moneda era dificilísimo.

Cuando un nieto o un hijo se atrevía a pedirle dinero tendría que aguantar un par de horas mientras le contaba lo mal que estaban los negocios. Uno terminaba queriéndole dar unos cuantos pesos para ayudarle. No tengo pisto, repetía.

Alguna vez me explicó como manejaba su caja chica, es decir los dos rollos de billetes que siempre andaba en los pantalones; en una bolsa andaba su dinero, unos cuantos billetes de baja denominación. En lo otra unos cuantos miles, este es el dinero del negocio, no es mío.

Siempre creí que mi abuelo estaba dispuesto a enseñarte cómo hacer dinero, sin embargo, nadie de los que le pedía tenía la paciencia para aprender eso.

El profesor William Sahlman de la Universidad de Harvard dice: “Más efectivo es preferible a menos efectivo. El efectivo más pronto es preferible al efectivo después. El efectivo seguro es preferible al efectivo riesgoso. Nunca te quedes sin efectivo.”

Esto lo tenía claro mi abuelo, él lo aprendió en un país tercermundista.

lunes, 28 de febrero de 2011

Meritocracia y eficiencia pública

Francisco Sorto Rivas
Economista, especialista en Gestión de Políticas Públicas
fran.sorto@gmail.com

La meritocracia constituye una forma de gobierno basada en los méritos demostrables de las personas, donde las posiciones jerárquicas de las organizaciones se conquistan con base en el mérito individual, la observancia de valores colectivos y en el espíritu de una sana competencia, tal como con han sido formados los profesionales en la mayoría de países del mundo, tomando en cuenta por ejemplo, la excelencia en la educación o el desempeño histórico del profesional.

El Presidente de la República al tomar posesión de su cargo, destacó que promovería una gestión pública de corte meritocrática y la revisión que está haciendo una comisión, de alto nivel, para conocer diversos casos de suspensión de contratos en la administración pública parecen apuntar en esa dirección.

Dicha inspiración se vuelve palpable cuando los funcionarios públicos, por ejemplo, son seleccionados de acuerdo con su capacidad y siguiéndose procesos rigurosos de exámenes de ingreso, a la burocracia estatal.

Aunque en la mayoría de los países de la región podemos observar estos principios de contratación, sólo en Singapur y Finlandia se utilizan, de manera sistemática, estándares basados en méritos para seleccionar, inclusive, funcionarios de primer nivel para dirigir las instituciones públicas, es decir, las posiciones que en nuestros países se consideran puestos de confianza –políticos-, lo cual puede resultar extremo.

Sin embargo, en varios países desarrollados, particularmente aquellos de reciente industrialización, la contratación de los profesionales más competentes para la administración pública se ha convertido en una norma; Corea del Sur, Japón y Taiwán, son algunos ejemplos que se deberían estudiar en esta materia, donde el Estado de nutre de los mejores graduados universitarios.

El principal argumento en favor de la meritocracia es que asegura mayor eficiencia respecto a otros sistemas jerárquicos, dado que las distinciones entre los funcionarios, con mayor responsabilidad, no responden a criterios de sexo, raza, riqueza o posición social, etc. Esto no significa que con ello se pretenda acabar con las diferencias sociales existentes en la economía, sino que la motivación de instaurar un sistema de planificación estratégica del RRHH, en estas entidades, sería garantizar que los esfuerzos individuales en que se basa la prosperidad de las sociedades abiertas, se refuercen permanentemente y prosperen organizaciones eficientes; todo ello en beneficio de los contribuyentes.

Cabe destacar aquí, que el desempeño de la gran mayoría de empresas exitosas se basa, precisamente, en los procesos de selección seguidos para contratar su personal e inclusive, lo podemos apreciar en las organizaciones académicas, donde los resultados del perfil de salida de sus graduados no dependen, exclusivamente, del proceso de enseñanza aprendizaje adoptado, sino que además, del modelo educativo implantado para tales efectos, incluyendo, la definición del perfil de entrada exigido a los estudiantes que deseen matricularse y coronar sus carreras en dichos centros.

Si como gestores sabemos que los resultados dependen de la calidad de los recursos usados en el proceso de producción, incluyendo las competencias del RRHH contratado, las Instituciones Públicas se beneficiarían al seleccionar profesionales que les ayuden a asignar el presupuesto institucional de una mejor manera, en función de las políticas que deben administrar a través de ellas, en beneficio del colectivo imaginario.

Siempre que hay cambio de gobierno se insiste en la necesidad de promover una reforma administrativa del Estado orientada a mejorar la calidad del recurso humano que labora en sus dependencias; se habla además, de la necesidad de escalafonarlos y de proteger su estabilidad mediante reformas a la Ley del Servicio Civil; sin embargo, se ha avanzado poco en ello; esperemos que en esta ocasión, sí se lleve a cabo este tipo de esfuerzos en beneficio de la eficiencia y economía con deben administrarse los fondos públicos; la historia se ha encargado de demostrar que la amistad puede ser necesaria para escoger colaboradores, pero no es suficiente para obtener resultados positivos en la administración pública.

viernes, 25 de febrero de 2011

PLANES DE GOBIERNO, POLÍTICAS PÚBLICAS Y NECESIDADES COLECTIVAS

Francisco Sorto Rivas
Economista, especialista en Gestión de Políticas Públicas
fran.sorto@gmail.com

Las instituciones públicas son importantes porque a través de ellas se ejecutan las políticas públicas diseñadas por el Gobierno para resolver necesidades colectivas que, por diferentes circunstancias, requieren de la intervención del Estado para garantizar su satisfacción a nivel general, sin que esto signifique que deba prestar todos los servicios que, en materia de derecho administrativo, se consideran de naturaleza pública; sin embargo, está en la obligación de promover su provisión.

En algunos casos, debido a restricciones presupuestarias, decisiones políticas o algún tipo de deficiencia institucional, el Estado concesiona la prestación de servicios públicos, para lo cual reglamenta su provisión, emite los actos condición para que terceros asuman la tarea de prestarlos y además, emite los actos jurídicos necesarios para el reconocimiento de derechos a los concesionarios, los cuales no pueden ser restringidos arbitrariamente, en el futuro, sin compensarlos por la pérdida o restricción de los derechos que se habían otorgado (seguridad jurídica).

Inclusive, el Estado debe cerciorarse que las condiciones previstas para la prestación de servicios complementarios a las políticas públicas, pero de naturaleza privada, sean consistentes con ciertos estándares de calidad; caso contrario, el Estado puede restringirle a los privados su prestación, aunque no se utilicen para tales propósitos recursos públicos, tal es el caso de las instituciones privadas de educación, que al ser evaluadas por el Ministerio de Educación pueden verse impedidas para operar porque no reúnen las condiciones mínimas necesarias para brindar servicios educativos, dentro de ciertos parámetros; lo mismo pasa con las instituciones que prestan servicios privados de salud, que deben estar acreditadas ante Consejos de Vigilancia; lo mismo sucede con las instituciones financieras.

Dependiendo de la gravedad y amplitud de los problemas colectivos, así son las prioridades que ocupan en los planes de Gobierno y la importancia estratégica que tienen las instituciones encargadas de administrar políticas públicas concretas.  Dado que la visibilidad de los problemas cambia con el tiempo, gracias al éxito o fracaso de las políticas públicas implementadas para su atención, la importancia estratégica de las instituciones públicas también cambia conforme se modifica la ontología del problema que demandó su creación.

Es por esta razón que instituciones como la Fuerza Armada, por ejemplo, tienden a crecer en épocas de conflicto y de amenazas a la soberanía nacional; o cuando crece la delincuencia, las entidades encargadas de la seguridad interna deben readecuarse a las exigencias temporales; mientras que, cuando la gravedad o amplitud de las necesidades colectivas están controladas, las instituciones que administran políticas en esos ámbitos, suelen achicarse para liberar recursos y utilizarlos así, en otras prioridades sociales.

Es por esta razón que cuando se impulsan programas nuevos, o se redefinen otros ya existentes, las instituciones encargadas de administrar las políticas que les han dado vida, sufren algún tipo de transformación; adicionalmente, dichos cambios suelen revelar, a la vez, cuáles son las áreas esenciales para el Gobierno; se refuerzan las instituciones responsables de proyectos y programas estratégicos y se les resta protagonismos a aquellas que intervienen sobre problemas colectivos de menor importancia (menos graves).

En todo caso, es necesario fijarse en las misiones de las instituciones que reciben más apoyo a fin de identificar dónde están las apuestas estratégicas del Gobierno; si la salud pública es importante para éste, destinará más recursos a las instituciones relacionadas con dicha cartera de Estado y promoverá su fortalecimiento institucional; si la preocupación es el sanidad de las instituciones financieras, reforzará las competencias de las instituciones reguladoras del crédito y de la captación de ahorro del público en el país.

De ahí que, para hacerse una idea de la orientación de los planes de Gobierno, no sólo hay que fijarse en los discursos, debemos ver las políticas públicas promulgadas, los recursos presupuestarios que las respaldan, el diseño organizacional en que descansa su ejecución y la orientación de las instituciones a través de las cuales se pretenden impulsar.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Cosas que se aprenden en un MBA

Hace un año que duermo menos y me interesan temas que antes no pensé que lo  harían. Eso de volver a estudiar después de casi diez años tiene un sabor  agridulce.

La ventaja de someterse a cursos de post-grado es que se tiene otra mentalidad al estudiar, ya no importa tanto la nota del examen, si no, si lo que se está  aprendiendo puede tener una aplicación en la vida profesional.

La metodología de estudio involucra hacer casi todos los trabajos en equipo, he tenido la dicha de estar en uno muy bueno. Este grupo de profesionales, inicialmente estaba integrado por: una administradora de empresas, una abogada, una ingeniero industrial y su servidor, también ingeniero industrial.Hasta aquí,  nada extraordinario, sin embargo cada uno de nosotros ha tenido experiencia en diversos sectores productivos. De ahí viene la lección.

Si ampliamos un poco la descripción les podría decir que mi equipo está  integrado por: la banca, la industria, la cooperación internacional, el sector profesional y recientemente se nos incorporó el gobierno, al menos un representante, el cual es contador.

Con este equipo hemos comido, reído, desvelado y trabajado, todo nos ha salido muy bien. Hemos tenido un par de discusiones, nada grave, pero nos hemos puesto de acuerdo. Nos respetamos también.

¿Qué pasaría si en nuestro país la banca, la industria, la cooperación internacional, el sector profesional y el gobierno trabajaran juntos?

Creo que dejaríamos de ser un país tercermundista.

martes, 22 de febrero de 2011

EFECTIVIDAD EN EL GASTO PÚBLICO

Una Colaboración de:
Francisco Sorto Rivas
Master en economía, especialista en gestión de políticas públicas
Fran.sorto@gmail.com

Un tema de análisis recurrente, de debate y de propuestas diversas en nuestro país, está relacionado con las finanzas públicas y la carga tributaria, entendida ésta como el porcentaje que representan los ingresos tributarios respecto al Producto Interno Bruto, a lo largo de un período contable determinado.

De hecho el manejo de la tesorería ha de ocasionar pesadillas frecuentes a los Ministros de Hacienda,  ya que deben distribuir los ingresos percibidos de los contribuyentes, principalmente, entre una multiplicidad de actividades ejecutadas a través de instituciones públicas o con el patrocinio público, incluyendo el pago de los intereses derivados de la deuda soberana; la suma de estos desembolsos se conoce, convencionalmente, como gasto corriente.

Además, a los Ministros les corresponde identificar fuentes potenciales de financiamiento para la ejecución de proyectos de inversión pública, la cual representa uno de los motores más importantes para el crecimiento económico de cualquier sociedad moderna, dado que, si los proyectos reportan un rendimiento social superior al costo de oportunidad de los recursos usados en su ejecución, se puede afirmar que la riqueza nacional habría aumentado; pero si la rentabilidad social es inferior al costo de oportunidad de los referidos recursos, se podría decir que la riqueza nacional habría disminuido al ejecutarlos; en otras palabras, el país sería más pobre en su conjunto.

En ese sentido, la gestión del crédito para sufragar excesos de gasto, léase déficit fiscal para simplificar el análisis, representa un verdadero obstáculo temporal para el crecimiento económico; agravándose la situación si el desequilibrio fiscal se vuelve duradero, ya que esto comprometerá parte de los ingresos futuros en el pago de la deuda contraída para mantener un consumo excesivo en el presente, especialmente si éste no corresponde a inversiones socialmente rentables para el colectivo imaginario.

Por lo anterior, la discusión sobre los ingresos públicos debe considerar, obligatoria y simultáneamente, la racionalidad del gasto, particularmente al seleccionar los proyectos que serán financiados por los contribuyentes, ya que si estos recursos se distraen de actividades productivas y se invierten en proyectos cuya rentabilidad resulta inferior al uso alternativo que tenía, la sociedad en su conjunto habría hecho un mal negocio.

Esto distingue la inversión pública chilena, que al contar su Gobierno con un sistema eficaz de evaluación social de proyectos, puede priorizar mejor su gasto y ejecutar los proyectos socialmente más rentables, dentro de la restricción presupuestaria que enfrenta todo agente económico, en un momento determinado.

El Salvador dispone de un sistema de calificación de proyectos para evaluar su conveniencia social o no, y fue concebido para optimizar la asignación de recursos públicos, pero es susceptible de mejoras para convertirlo en un sistema básico al elaborar el Presupuesto General de la Nación, incorporando siempre, por supuesto, la visión estratégica de desarrollo promovida por el Gobierno de turno.  Esto hace la empresa privada, asume metas, identifica proyectos congruentes con éstas y valora entre fuentes alternativas de financiamiento, qué estructura de capital le resulta más conveniente.

En el caso del sector público este ejercicio debería ser bastante parecido, ya que las metas de desarrollo se logran, únicamente, mediante la ejecución de proyectos que tengan un impacto favorable significativo sobre las condiciones de vida de la población; esto no quiere decir que todos los proyectos deban orientarse hacia infraestructura productiva (carreteras, puentes y puertos, por ejemplo).

La idea central de este análisis gira en torno a la necesidad de definir prioridades respetando ciertos criterios de rentabilidad social al formular proyectos de inversión pública; por más ingresos que se tengan, nunca serán suficientes para ejecutar un programa de desarrollo significativo, si no se definen antes cuáles serán las prioridades y los criterios para evaluar los proyectos con las cuales se pretenderán atender.  Es necesario trascender, entonces, hacia un esquema de evaluación social de proyectos que ofrezca mayores posibilidades de éxito para elevar la calidad de vida de la población.

jueves, 17 de febrero de 2011

La vida es ahora mismo

“Ahora mismo, la vida es ahora mismo”, dice la canción de Cabral, hace un par de días la volví a escuchar y me recordó a mi papá; le encantaba esa música. Curiosamente ni a mi mamá ni a mi esposa le gusta.

En mi adolescencia pasaba horas oyendo a Cabral y Alberto Cortez (nunca fui el alma de la fiesta), hubo canciones que me dejaron pensando en el futuro.

A los cuarenta o los cincuenta, particularmente los hombres, comienzan a pensar en lo que logaron hacer en su vida y lo que les queda por delante. Se vuelven más existencialistas.

Cuando se es joven hay una ansiedad por comerse el mundo, se está lleno de ideales, pero conforme pasa el tiempo la realidad se encarga de dejarlos morir de hambre. Ya no los alimentamos
.
Dentro de poco llegaré a mis 34 años,  estoy a la mitad de mi vida y me he dado cuenta que la vida es ahora mismo. Lo que haga hoy será parte de mi historia, la cual pretendo contar a mis nietos. Más me vale hacer las cosas bien.

Para quitarle ansiedad al futuro necesitamos poner manos a la obra hoy. Ser mejor hijo, ser mejor padre, mejor esposo, mejor profesional, mejor ciudadano, hoy.

¿Y si todos lo hiciéramos? Probablemente dejaríamos de ser un país tercermundista.

martes, 8 de febrero de 2011

¡Tiremos Piedras!

Hace unos días un amigo y seguidor del blog me hizo un comentario sobre los post que hemos estado haciendo desde el mes pasado: "esta es tu forma de tirar piedras y manchar paredes".

Me pareció simpático el comentario, no deja de tener razón.

Las personas que se manifiestan en las calles, haciendo daño a la propiedad privada, están llamando la atención, con el bono adicional de cometer un delito.

Por mi parte espero no cometer ningún delito, a menos que alguien se de por aludido y reclame daños a su persona (realmente espero que no pase, le tendría que dar un cheque posfechado al año 2045, fecha en la cual tendré mi pensión de jubilado).

Como dijera Aristóteles, "el hombre es un animal político" (y hay políticos que son... unas grandes personas), por lo que al emitir opiniones, al debatirlas, estamos haciendo política; la cual es una forma más civilizada de tirar piedras, aunque no menos sangrienta.

Es importante que la generación que está en sus veinte y tantos o treinta y pocos se interese en la política, de lo contrario pasará lo que dijera Arnold Toynbee: "El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan".

Si a ud. no le gustan sus políticos (porque son suyos, ud. les paga) y cree que necesitamos hacer las cosas diferentes, haga algo, participe, tire piedras.

Tal vez si logramos hacer un cambio en la clase política podríamos sentar las bases para dejar de ser tercermundistas.

lunes, 7 de febrero de 2011

¿Cuánto cuesta El Salvador?

Hace un par de semanas escuché al Ministro de Hacienda de El Salvador decir que tenemos que ponernos de acuerdo en el tipo de país que queremos tener, luego, ver cuánto cuesta.

Sin hacer muchos números, creo que debería ser menos de lo que nos cuesta actualmente.

Para un país como el nuestro, pagar $1,800 a un motorista o $1,200 a un ordenanza, es excesivo. Tal vez en la Asamblea Legislativa no estén conscientes de ello.

Si a los excesivos salarios, lastimosamente comunes, del Órgano Legislativo y Judicial le sumamos la ineficiencia y el exceso de personal, nos resulta que el derroche de dinero que sale de nosotros, los contribuyentes, es inaceptable.

El principal problema de El Salvador no es la violencia, ni el exceso de endeudadmiento, ni los problemas de liquidez, ni la falta de incentivos a la competitividad, a mi juicio es la CORRUPCIÓN.

Sin corrupción no necesitaríamos pedir más dinero prestado para seguir financiando un aparato estatal que se llena las manos a costa de los que no tenemos más opción que pagar impuestos. Sin corrupción tendríamos mejores hospitales, con suficiente medicina. Sin corrupción tendríamos mejor gente en el gobierno, gente que llegue por sus capacidades no por sus conectes.

Probablemente, sin corrupción tendríamos una mejor Asamblea y un mejor sistema judicial.

Pero bueno, son las cosas que pasan en los países tercermundistas.

viernes, 28 de enero de 2011

¡No más planes!

La mayoría de empresas e instituciones, sobre todo si son estatales, padecen de una enfermedad crónica: Parálisis por Análisis.

Cada vez que surge un problema, planeamos; cuando el plan no se cumple, volvemos a planear; ¿cuándo vamos a despegar?

La mayoría de nosotros hemos tenido la experiencia de pasar horas en reuniones donde discutimos sobre cosas que jamás pasan, sean buenas o malas. La cantidad de tiempo invertido en ponernos de acuerdo (en las empresas, gobierno, instituciones, etc.) consume tantos recursos que da miedo.

No estoy diciendo que es malo planear, pero en su justa medida. Más planes no nos llevan a mejorar los resultados, son las acciones las que lo logran.

Hace poco vi como acciones sencillas pueden hacer grandes diferencias en una empresa: barrer, limpiar y pintar paredes han tenido un gran efecto en la moral de las personas que trabajan ahí. Me dio mucho gusto.

El día de hoy estaba pensando en qué escribir (estaba planeando) y no tenía muy claro de qué, así que me puse a escribir.

Como dijo Mafalda, "y si en vez de planear tanto voláramos un poco más alto!

Creo que esto nos hace falta para ya no ser un país tercermundista.

lunes, 24 de enero de 2011

El empresario de a pié

La mayoría de nosotros tiene una imagen idealizada de quién es un empresario, nos lo imaginamos de traje y corbata, con muchísimos recursos, con gran influencia política y estigmatizado como “de derecha”, ¿están de acuerdo?

Sin embargo, existe el empresario de a pié, el empresario “común y corriente”, el dueño de un taller, el que tiene un par de camiones, el que tiene una pupusería grande,  el que se truena los dedos para pagar la planilla de cuatro trabajadores, que no le va a ningún partido político porque no tiene tiempo debido a que está trabajando.

Ese empresario, el que triunfa en Estados Unidos a base de esfuerzo, el que le manda las remesas a su familia, el que a base de sacrificio está saliendo adelante.

De esos empresarios necesitamos más, de los que puedan dar trabajo a diez personas, de los que se interesan por esas diez.

Pero necesitamos, también, que paguen sus impuestos. No aprendan a evadir, pues están comprometiendo el futuro de sus hijos, de los que vivan en El Salvador.

Necesitamos que prosperen, que se hagan grandes, pero con esfuerzo, haciendo las cosas correctas.

Tal vez con ellos pudiéramos sacar adelante a este país tercermundista.

sábado, 22 de enero de 2011

Vaya con Dios Doña Lydia

Nunca se lo dije, sin embargo siempre sentí una gran gran admiración por su actitud hacia la vida; a pesar de todas las razones que había para limitarse, no lo hizo.

Dios quizo que hoy usted se reencontrara con Él, ya era tiempo de descansar.

Estoy seguro que la huella que ha dejado en su familia será imborrable y siempre recordaremos con cariño su sentido del humor, su amor por la vida y por su familia.

Tuvo usted la dicha de tener un esposo ejemplar, a sus setenta y tantos, parecía un jovencito, siempre imparables.

La recordaremos con cariño.

jueves, 20 de enero de 2011

Tanque lleno y vejiga vacía

Hace un par de años fui a México DF por razones de trabajo, lo primero que aprendí fue que para movilizarte en esa ciudad debes llevar el  tanque lleno y la vejiga vacía, de lo contrario puedes pasar ratos realmente desagradables en el complicado tráfico.

Si tienes la fortuna de tener que circular por el boulevard del ejército, avenida Jerusalem, boulevard de los próceres y otras cuantas emblemáticas calles del Gran San Salvador, sobre todo cuando al resto del mundo se le ocurre hacer lo mismo, valdría la pena seguir el consejo de los mexicanos.

En las noticias están anunciando, nuevamente, esos eventos que se dan en años pre-electorales: paros, huelgas, manifestaciones, tomas de calles, edificios,  y otras tantas expresiones populares (¡qué fastidio!).

Sería bueno, entonces que nos acostumbremos a no circular con menos de medio tanque y a llevar un par de daipers, por aquello de los accidentes hidráulicos.

Aún sigo sin entender porqué se le llama libertad de expresión a hechos que en países desarrollados se llaman delitos: destrucción de la propiedad, violentar el derecho de los demás a circular libremente, entre otros.

¿Será porque estamos en un país tercermunista?

miércoles, 19 de enero de 2011

Más vale caer en gracia, que ser gracioso

Ayer en la noche tuve la oportunidad de estar en un evento organizado por la revista Estrategia y Negocios, en el cual se premiaron a columnistas y bloggeros de Centroamérica y Colombia. El propósito de la revista es incentivar a los jóvenes a que den su opinión en temas de actualidad: política, negocios, economía,  seguridad, medio ambiente, etc. Me llamó la atención que casi todos hablaron de política, redes sociales, tecnologías, transparencia, ecología, pero nadie habló de negocios.

Creo que es necesario hablar del tema, probablemente haya poco experiencia propia, pero habrá bastante sentido común.

“Más vale caer en gracia, que ser gracioso”, ese es uno de los más valiosos consejos que me dio mi abuelo, el cual aplicaba con mucho éxito en todas las áreas de su vida, especialmente en los negocios (dejemos un lado a las damas en esta ocasión). El mensaje que mandaba era que hay que tratar de congraciarse con la mayor cantidad de personas posibles, ampliar al máximo tu red de contactos.

A la mayoría de nosotros nos gusta hacer negocios con gente que conocemos, implícitamente creemos que con esto se reduce el riesgo de hacer un mal negocio.

Mi abuelo era genial para hacer amigos, su arma favorita: dos dulces.  Siempre andaba dulces, decía que “a todo mundo le gustan los dulces, siempre regala dos dulces, uno es muy poco, tres ya es piñata (además son baratos)”. Esos dos dulces le abrieron muchas puertas, por supuesto que a los dulces le acompañaba una sonrisa agradable y buen trato, pero eran la llave para abrir una conversación.

Podemos ponerle un nombre pomposo: Customer Relationship Management, Networking, Alianzas Estratégicas, lo que se les ocurra, pero al final los negocios que perduran en el tiempo están apoyados por  las relaciones que logremos hacer con otras personas.

Sabio consejo del abuelo: “Más vale caer en gracia, que ser gracioso”.
Son las cosas que se aprenden en los países tercermundistas.

martes, 18 de enero de 2011

¿Hacer Justicia o Cumplir la Ley?

Si ánimo de ofender, pero en este país pareciera que la justicia y las leyes son dos cosas totalmente diferentes, muchas veces antagónicas, como dijera  Montesquieu “Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.”

A lo anterior agreguemos que los tecnicismos y procedimientos son más importantes que las mismas leyes, entonces tendremos una idea de cómo estamos.

Es inconcebible que delincuentes salgan libres por legalismos: que no se le leyeron los derechos, que ya había pasado el período de flagrancia, que la policía incumplió un procedimiento, que el  fiscal no firmó un documento, ¿captan la idea?

El hecho que un funcionario se equivoque en un proceso, a veces a propósito, no exime al criminal de su delito. ¿Por qué no se procesa al funcionario por esas omisiones? Eso sería un buen incentivo para ser más cuidadoso en el trabajo.

Si nuestro sistema judicial no hace justicia, alguien más lo hará. En Guatemala, sobre todo en el interior del país, son comunes los linchamientos públicos de criminales, no se justifica, es ilegal, pero es efectivo.  ¿Tendremos que llegar a estos extremos?

Les hago una propuesta, dado que el  judicial es el tercer poder del Estado, ¿por qué no sometemos a elección pública a los jueces? ¿Qué pasaría si cada juez debe dar cuentas a la población de sus acciones? ¿No les parece más justo?

Aristóteles decía que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer; que bien les caería a los funcionarios públicos seguir este principio.

Son las cosas que pasan en los países tercermundistas…

domingo, 16 de enero de 2011

ERA MEJOR LA GUERRA

El día de hoy, 16 de enero de 2011, celebramos un aniversario más de haber firmado los acuerdos de paz, los cuales pusieron fin a la guerra civil salvadoreña.

Esta tarde, en una reunión familiar, mis tíos discutían el tema y llegaban a la conclusión de que era preferible aquella época. Que triste reconocer que hoy, en El Salvador, vivimos más inseguros que entonces.

Antes, habían dos bandos, para el salvadoreño común había una posibilidad de vivir al margen del conflicto si no se metía con  nadie. Ahora, no hay un enemigo claro, no hay bandos; sin embargo, seguimos en guerra.

Hoy es fácil morir en una discusión por un parqueo, en un asalto en el bus, víctimas de una motorrata o en tu negocio al no pagar renta. Poco a poco la desconfianza hace que veamos a cualquiera como nuestro enemigo.

Cree que estamos siendo muy fatalistas? lea el periódico. Hace poco oí una expresión que lo resume, "Nada nuevo en el diario, sólo muertos".

Recuerdo que en el 1983, tenía 6 años en ese entonces, mi papá me dio instrucciones por si algo le llegaba a pasar a él y a mi mamá, me enseñó dónde estaba el revolver y su seguro de vida, hizo que me aprendiera el teléfono de mi tía, que sería quien nos cuidaría ante una eventual fatalidad. "Cuando yo no estoy, vos sos el hombre de la casa, vos cuidás a tu mamá y a tu hermano". No estaba metido en política, ni con el gobierno, ni con la guerrilla, era un ciudadano común pero la balas perdidas eran para los ciudadanos comunes.

Hoy, mi hija mayor tiene 6 años, lo último que quisiera es decirle dónde están los papeles del seguro por si me pasara algo. Pero así como van las cosas...

Lo que me sigo preguntando es hasta cuándo seguiremos así, si los responsables de la seguridad del país siguen sin hacer su trabajo esto se va a convertir en el lejano oeste, donde cada quien tomaba la justicia en sus manos.

Son las cosas que pasan en los países tercermundistas.

viernes, 14 de enero de 2011

Comparaciones Odiosas

Todas las comparaciones son odiosas, por eso gustan tanto, qué les parece si comparamos la economía salvadoreña con un carro.


En el carro vamos montados todos, ¿no se les antoja Mafalda? "Paren el mundo me quiero bajar", y a menos que un milagro ocurra el timón lo lleva el gobierno, no entremos en polémicas. Resulta que desde el punto de vista macroeconómico hay cuatro grandes políticas públicas (los puristas dirán que tres, pero entonces ya no me funciona el ejemplo) que podemos aplicar para poder mover el aparato: monetaria, fiscal, cambiaria y relaciones con el exterior (está clarísimo el ejemplo, 4 políticas --> 4 llantas).


En español, es decir, haciendo unas definiciones totalmente libres, son: política monetaria, determina la cantidad de dinero que circula; fiscal, lo que el estado gasta; cambiaria, tipo de cambio con otras monedas y relaciones con el exterior, qué tan cerrada o abierta será la relación, influenciada principalmente por aranceles e incentivos. Si estas cuatro políticas son aplicadas con destreza, preferiblemente por un Chicago Boy, no habrán límites en el crecimiento de un país y todos seremos felices. Un Ferrari 599 GTB estaría a la altura, como comparación, no para algún político.


Suena fantástico, casi orgásmico, pero en El Salvador estamos dolarizados entonces no podemos imprimir dinero, al menos no legalmente, entonces multipliquemos por cero la política monetaria. Curiosamente, el tipo de cambio queda fijo, entonces tampoco podemos usar la política cambiaria. A este punto pudiésemos tener una moto como modelo económico, no está mal, pero con todos los convenios con la OMC y acuerdos de libre comercio, resulta que nuestras relaciones con el exterior cada vez son más abiertas, los aranceles tienden a eliminarse, al igual que los incentivos (¿han oído hablar de lo que pasó con el drawback?).


¿Y entonces?, nuestro modelo económico se ha convertido en un monociclo (no estoy diciendo que lo maneja un payaso),  lo cual me recuerda aquella frase de Churchill: "Una nación que intente prosperar a base de impuestos es como un hombre con los pies en un cubo tratando de levantarse tirando del asa".


Consuelo de tontos: esto no sólo pasa en los países tercermundistas.

jueves, 13 de enero de 2011

Dogmas Estratégicos

El fin de semana pasado tuve uno de esos que son difíciles de olvidar, no sólo porque dormí 15 horas seguidas, si no por la razón que ocasionó esto.


Resulta que desde hace un año decidimos con mi esposa continuar nuestros estudios y cursar una maestría en administración de empresas (¿suena aburrido?) con énfasis en finanzas (¡eso es masoquismo!), la cosa es que llevamos un año dejando de vivir para lograr salir adelante con este propósito, hasta ahora todo había marchado bien, hemos tenido profesores excelentes, casi eminentes, un par de regulares y como siempre, no falta el pelo en la sopa, uno (o dos, depende a quien le pregunten) muy malo.


Parece que ser profesor de maestría, para algunos, es el equivalente al viagra pues les ayuda a levantar el... ego, nada de malo con eso si no fuera que para sentirse bien tengan que  hacer sentir miserables a todos los que tenemos que soportarlos. Sesiones de tres horas de clases ya son lo bastante desafiantes para cualquier catedrático de vocación, sobre todo en un curso de post-grado, que intente ayudar a sus alumnos a aprender algo, por lo menos el listado de libros y sitios al cual recurrir cuando la imaginación y el razonamiento se agotan; si a lo anterior le sumamos una baja autoestima, pocos amigos y poco éxito en la vida se imaginarán lo que puede ocurrir.


Todo comenzó a eso de las 10 de la mañana hace un mes, primer día de clases, Dirección Estratégica, que nombre más bonito para una materia, mi primer problema fue comentarle al catedrático que precisamente mi trabajo consistía en coordinar el proceso de planeación estratégica en la compañía para la cual laboro, la segunda, fue hacerle una observación trivial, que si no creía que debíamos definir qué es estrategia antes de explicar el proceso, el siguiente error, fue darle la definición.... Un mes después, resulta que debo aceptar como dogma de fé cualquier metodología, formato, descripción u ocurrencia que sea expuesta por este gran gurú....


Bueno, son las cosas que pasan en los países tercermundistas.